En este post analizamos la dispersión como antagonista de la productividad en el emprendedor/a y presentamos algunas estrategias para manejarla.

Ese mecanismo de atomización de aquello que es realmente importante se dispara con más facilidad cuando no tenemos  una estructura empresarial que nos sirva de referencia.

Nuestro pensamiento de emprendedor/a se distribuye en múltiples carpetas mentales y acaba provocando algo aún peor: que nuestras acciones también se diluyan dentro de esas carpetas. Ese «ruido mental» es el causante de que perdamos energía, enfoque y la ilusión con la que empezamos nuestro negocio. Aparece entonces un poso de malestar, ansiedad, sentimiento de culpa y de falta de valía profesional.

En mi trabajo con emprendedores/as observo que uno de sus peores problemas es la falta de resultados causada en parte por no poder centrarse en el FOCO del momento. Eso es, llevar a término la o las tareas principales que les llevará a resultados reales. Así, muchos profesionales desperdician su talento en jornadas maratonianas, ideas irrealizables o atendiendo a dieciocho pequeños proyectos para los que no tendrán tiempo ni energía..

¿El resultado? Agotamiento, desánimo y falta de liquidez a final de mes.

Aunque parezca mentira, y por muy creativo/a que seas, la dificultad parece radicar en empezar y terminar una tarea FOCO antes de empezar otra, sin permitir que otras ideas, pensamientos o emociones dirijan tu atención hacia otra tarea, y así sucesivamente.

Hay dos cosas fundamentales que debe realizar el emprendedor/a:

a) Crear su «producto» ( ya sea una joya, una red de contactos o preparar un curso).

b) Hacer las otras tareas asociadas a su emprendimiento que podemos resumir en: organización del «negocio», contabilidad y estrategia de venta.

El emprendedor/a que tiende a la dispersión encuentra siempre caminos para rendirle tributo a su diosa: nuevas ideas de negocio, tareas insignificantes que parecen urgentes, múltiples obligaciones domésticas, interrupciones de socios o familiares… y un sinfín de posibilidades que evitan afrontar la verdad:  la dificultad para seguir una línea de trabajo ascendente y que dé resultados.

¿Qué mecanismos ponemos en marcha para paliar esa dispersión?

Cualquier problema, por interno o inconsciente que sea, se puede abordar también poniendo «diques» al río desbordado.

Es decir, implementando estrategias concretas para ayudarnos a salir del bloqueo y de los movimientos circulares.

Veamos cuatro ideas útiles para empezar:

• Lo primero es aprender a distinguir entre QUÉ es dispersión y QUÉ es importante hacer (ordenar el papeleo no es urgente, entregar el balance a la gestoría a tiempo si). Será útil pasar cualquier idea por tu tamiz mental antes de dejar de hacer lo realmente importante.
• Busca tu FOCO del momento y no te separes de él ( acabar los textos de tu web, preparar un curso, llamar a tus posibles clientes… Rellena este paréntesis con tu foco del momento y no lo abandones hasta que esté hecho).
• Limita las RRSS a los descansos, o déjalos para el final de una franja de productividad (espacio largo dedicado solo al FOCO). Incluso aunque te ganes la vida gestionando redes sociales, conviene vigilar de cerca que no te sirvan de excusa para no hacer lo que sabes que debes hacer (¿buscar nuevos clientes, preparar presupuestos…?)
• Ten en tu escritorio muy a mano una libreta para anotar las ocurrencias importantes (ideas, tareas pendientes…) para que no hagan ruido en tu cabeza.

Seguir estas claves sencillas puede ser un reto para el emprendedor/a disperso, pero si lo consigues inicias un camino que te llevará seguro a un progreso apreciable.